A veces y sólo a veces, quedo atónita de mi monstruosa capacidad para lastimar a la gente que quiero (y la que no quiero también).
¿Recuerdan aquella historia del hombre que todo lo que tocaba se convertía en oro? Pues, yo soy como él... No; más bien soy la contraparte maligna de ese ser.
Todo lo que toco se convierte en diamante pero, con el tiempo ese diamante se va manchando, se va pudriendo mientras más lo toco... Y resulta no haber sido nunca ese diamante tan brillante... Sólo un mísero zircón.
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Vamos, que yo detesto la metáfora. Siempre e quedo mal a la gente, los lastimo sin querer, con mis palabras y mis accio9nes, con mi falta de memoria e irresponsabilidad. No soy alguien en quien se pueda confiar... Aún no sé cómo es que tengo tantos amigos...
Ahora comprendo porqué aquellas personas que perteneces a mi pasado, me consideran el anticristo.
A veces y sólo a veces, me siento como una pendeja, son ese tipo de cosas las que me hacen sentir una basura.
Hoy salgo todo el día, no me busquen, no me esperen, porque volvieron los domingos de mierda.
-cierro-